Gastón Nicosia Burgos

Clases de Guitarra

Improvisación: sobre todo tipo de acordes (vamp) y progresiones mediante el uso de escalas y arpegios - Improvisación armónica y chord melody mediante el uso de todo tipo de triadas y acordes en posición fundamental e invertidos. Patrones armónicos.
Armonía: tonal y modal. Armonía vocal e instrumental
Lecto-éscritura: transcripción y lectura de obras y solos. Dictados melódico y rítmico.
Audioperceptiva: Reconocimiento de acordes, escalas, triadas y acordes en posición fundamental e invertidos
Composición y arreglos: para guitarra solista, dúos, tríos y demás instrumentos.
Estilos. Blues, jazz, funk, clásico, etc.
Ingreso a Institutos y Conservatorios
Técnicas: guitarra clásica (dedos) y eléctrica (púa)
Métodos: Berklee, GIT, etc.
Nivel inicial, medio y avanzado

(15) 4036-3008
gazquiel@gmail.com

sábado, 9 de febrero de 2013

El Silencio


¿Qué es lo que debo escuchar de la música? ¿Qué es lo que debo aprender de la misma? ¿Qué es lo que debo enseñar? Llega un momento en la búsqueda de la propia musicalidad en que estas preguntas se tornan casi fundamentales y obligatorias, no tanto por el hecho de enunciarlas, sino por la toma de conciencia que requiere el aprender a enunciarlas. Llega un momento en que a mis alumnos se las hago... y obtengo distintas y maravillosas respuestas, todas cargadas de mucha dedicación y esfuerzo. Pero la respuesta más sencilla, y por ello la más compleja, aquella respuesta que se encuentra y se encontró siempre dentro de cada uno desde los comienzos del aprendizaje (e incluso desde mucho antes, desde el propio nacimiento diría yo) sigue, paradójicamente, sin formularse: El Silencio... el atributo y fundamento de toda música. Aprender a escuchar el Silencio es más que aprender el uso del "los silencios" técnicamente hablando; es aprender a escuchar dentro nuestro, es tomar conciencia de nuestras propias armonías, melodías y ritmos vitales, es aprender a traducir nuestra experiencia y mundo interior en notas, tan efímeras estas y tan eternas a un tiempo, es cruzar el umbral donde la música deja de ser mecánica para transformarse en un ser vivo independiente (y su posterior aprendizaje en la pérdida de dicho ser). Es lógico que al principio uno quede absorbido por los elementos técnicos y mecánicos del aprendizaje musical, son las herramientas para poder hablar, para poder caminar; pero llega un momento que uno siente la necesidad de transponer este estado y conectarse con la música que se encuentra más allá del pentagrama, la necesidad de aprehender la misma y aprender de la misma, pues ella nos dice cosas permanentemente, y lo que nos dice son cosas acerca de nosotros mismos. El aprender a conocerse por medio de la música es un largo camino, eterno si se quiere. Y los silencios son las pausas en donde el discurso descansa, cobra fuerza y vuelve a llenarnos de respuestas. El Silencio es la música en potencia, es el caos del cual provenimos, es nuestra verdad. Por supuesto que mientras más herramientas tengamos, mayor las posibilidades de traducirlo, pero también es muy importante (y casi lo más importante) que hagamos consciente qué herramientas son las que realmente sentimos, con cuáles nos sentimos realmente cómodos, ya que mente-cuerpo y espíritu son un continuo de la música y su traducción por medio del Tiempo es lo que lo convierte en obra. Uno es la música que toca, uno es la música que crea. El Silencio es ese espacio que el Tiempo nos da para expresarlo. ¿Cómo se enseña esto? O mejor estaría decir ¿Se enseña esto? Lo que pienso tras haber transcurrido buena parte de mi vida en este camino es que el mismo se ayuda a transitarlo, la propia musicalidad se ayuda a descubrirla, el alumno ya lo posee, el maestro debe simpatizar y hasta lograr una total compatía (término en desuso pero que bien se aplica en este caso) con el alumno y consigo mismo, ya que el aprendizaje es mutuo. En la improvisación, la interpretación y la composición. La interpretación como aprendizaje por medio del cuerpo, como síntesis entre lo individual y lo colectivo, como puente entre lo actual y lo potencial; la composición como aprendizaje por medio de la mente (holísticamente hablando) y los sentimientos; la improvisación como el aprendizaje por medio del espíritu en donde mente y cuerpo se unen. A su vez todo esto debe estar regido por la conciencia, tratando de aprehenderla cada día un poco más; y la misma debe ser hija del Silencio.
Por esto, mi consejo es por sobre todas las cosas tomar la música como algo inherente a nosotros mismos y dejar de verla como algo externo que debemos manejar. Las herramientas debemos aprender a manejarlas para conocernos cada vez más; y el Silencio debemos aprender a escucharlo por respeto a la música que genera y por respeto a nosotros mismos.
Espero haber compartido algo con ustedes y que les haya sido grato, sobre todo a aquellos que se están formando y comenzando este maravilloso recorrido.
Gracias por el tiempo que dedicaron a esta lectura.
Saludos!!

1 comentario:

  1. Nunca olvidemos que todo lo que suena, toda frase melódica o toda construcción armónica nace, por así decirlo, de su opuesto inmediato: de su silencio precedente, audible desde ya.

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